martes, 14 de junio de 2016

I love Spinning with vinilos

Otra vez el Spining me da una grata sorpresa

Como ya relate en otras entradas este año está siendo nefasto en cuanto a pesca. Los calamares desaparecidos completamente, algún choco esporádico y en cuanto lubinas y sargos en mi lugar de vacaciones la cosa no está mucho mejor.

El caso es que fui el fin de semana con la esperanza de obtener alguna captura, algo de actividad que tan rácana está últimamente. Ritual cansino de recolección de miñoca, preparación de bartulos y por la noche a la arena. Dos bonitos bolos que me comí. Ni picada en dos jornadas seguidas. Que decepción.

Llegamos a casa después del finde, arrumbamos las cosas, me tomé un cafecito y enfilé el camino al muelle más caliente que un mono. La noche estaba fea. Realmente fea. Muchísimo aire del oeste, lluvia, algo de frío para época en la que nos encontramos. Me acerque a los pescadores de egging presentes y me comentaron que no saliera nada. Cero patatero. Habitual por desgracia este año. Así que descarté por completo ir en busca y captura de cefalópodos. Dado la ventolera presente era consciente de que la pesca con minnows era impracticable, así que rebusque en mis enseres y encontré un vinilo blanco. Lo enganche en la grapa y a pescar.

Después de unos cuantos lances tuve un par de picadas. Mi experiencia manejando estas gomitas era nula. La estaba recogiendo linealmente, como si un minnow se tratase. Lo pensé y considere que algo estaba haciendo mal. Cambie de técnica y me puse a hacer un poco de jigging. Mano de santo. Primer lance, primera picada positiva. Subo la linea y una hermosa lubina de medio kilo estaba besando con todo el amor y ternura a mi trocito de goma.

Al cabo de un par de lances mas, otra loba hace acto de presencia en las piedras de la escollera. Satisfacción plena tras las últimas jornadas vividas. El viento y la lluvia arreciaba cada vez con más intensidad. No obstante, yo perseveraba en el intento. Dio sus frutos. Otra lubineta que quería visitar el secano. Tras unos cuantos lances más, y alguna que otra picada infructuosa, tuve que dar por concluida la jornada. Estaba empezando a estar calado hasta los huesos y era hora de acabar.

Me fui contentísimo para casa por varios motivos. El primero haber pescado lubinas, para mi las reinas de la pesca. Segundo haberme quitado la espinita de tantas jornadas últimamente en vacío. Y tercero, haberme estrenado con vinilos y disfrutar de esta modalidad de pesca.


Un Saludo y Buena Pesca!