Hoy fue un día especial, sobre todo para mi piratilla, ya que celebramos su cumpleaños. Aprovechando que nos juntamos todos, decidimos no dejar pasar la oportunidad, y hacer unos lances.
Esta última semana ha sido bastante movidita, cansada y emocionante. En la misma he tenido el cumpleaños de dos de las personas mas especiales en este mundo para mi: mi Piratilla y mi Broder. Con el cansancio corporal por bandera, y llegado el sábado, tenía la intención de todos modos de tratar de organizar una pequeña velada de pesca.
Durante la semana estuve chequeando las condiciones del tiempo a diario para esa noche. A medida que se aproximaba la fecha todo se tornaba a nuestro favor. La situación de la marea, el estado del viento y la temperatura nocturna se presumían más que aceptables.
Finalizado el evento cumpleañero decidimos pertrecharnos y poner rumbo a algún muelle. Mi intención en un principio era de no llevar a mi Piratilla. Acababa de tener tres días intensos de celebraciones y se le veía notablemente agotado. Aun así, de camino a casa, insistió con todas sus fuerzas para que le dejase acompañarnos. Intente ponerle mil y una trabas, negociar con el, pero fue imposible. Al final no tuve más remedio y le deje venir.
Bajamos al muelle en el que suelo pescar y conozco en profundidad. No había mucha gente, pero si la suficiente, para que no pudiésemos estar cómodamente debido a las reducidas dimensiones del mismo. Así que decidimos poner rumbo a otro pesquero cercano y observar el percal. Llegamos. No había demasiada gente y las extraordinarias dimensiones del lugar hacían del sitio un emplazamiento ideal para nosotros.
Nos instalamos y comenzamos con el batiburrillo de lances. Mi Broder estrenaba caña nueva y yo estaba más ansioso por que él tuviese alguna picada o alguna captura, que por lo que un servidor pudiese conseguir. También tenía la ilusión de que mi piratilla consiguiera algún ejemplar. Neptuno no quiso agraciarnos esta noche.
A la media hora de estar pescando el Patrón comenzó a agobiarse un poco. No tardo en probar nuevas postas e indagar interrogando a los lugareños. Las expectativas no eran alentadoras. Solo uno de ellos habían conseguido clavar un choco de pequeño porte, y para colmo, se le había soltado una vez llegado a la superficie. Esta noche noté al Patrón bastante desencajado y desanimado, la primera vez que lo veo de esta guisa desde que pesco con el. Llevaba un par de semanas sin apenas capturas, y eso para un lobo de mar como es él, es algo impensable.
Al menos, entre mientras, mi Broder y mi Piratilla decidieron quitarle importancia a la nula acción de pesca y posaron para la prensa al mas puro estilo Jack Sparrow:
También aprovechamos para hacernos un par de instantáneas y dejar constancia del evento:
La noche se fue consumiendo, y visto el percal, mi piratilla decidió que ya había tenido suficiente. Lo entendí perfectamente, hasta yo mismo me estaba comenzando a aburrir. Vino mi mujer a recogerlo, y aprovechando la circunstancia, mi hermana aquejada de un dolor en el brazo también dio por concluida la velada. El Patrón hizo lo propio y se diluyo en la oscuridad de la noche con la misma cara de contrariedad que lucia al principio. Las dos veces que lo traje a pescar a este pesquero no tuvimos ninguna suerte... que le vamos a hacer.
Finalmente nos quedamos un rato mas mi Broder y yo. Fueron unos momentos muy agradables de relajación y charla. Al rato se empezó a levantar una leve brisa que comenzaba a ser bastante incomoda y sumisamente recogimos los bártulos y nos fuimos.
Fue una pena que nuestros amigos cefalópodos no quisieran brindarnos una noche de pesca animada y gloriosa. Aun así me quedo con el rato divertido que pasamos, y en el plano pesquero, me alegre bastante de que la nueva versión de los luminosos que estoy desarrollando aguantasen perfectamente toda la noche.
Espero que cuando pongamos rumbo en breve a aguas Arousanas, podamos repetir la experiencia, pero esta vez manchando nuestras manos de tinta.
Un Saludo y Buena Pesca!