Año muy flojo en cuanto a capturas, pero muy rico en cuanto a experiencias
2017 no va a ser un año que recuerde por las capturas. Quitando un par de jornadas gloriosas, ha sido un año pésimo. Creo que ha sido el verano que he dedicado más horas a la pesca en mi vida, pero en cambio, la recompensa ha sido muy pobre. Así es la pesca.
Me quedo con el verano en si. Un clima increíble los tres meses. Solo 2 días de lluvias, y para eso, un par de horas nada más. Igual excesivo para la zona en la que nos encontramos. Los autóctonos estamos acostumbrados a veranos más variables. Extraña meteorología, pero sinceramente, yo no me quejo.
Me quedo también con el máster acelerado de pesca que Ángel y un servidor hicimos. Muchísimas horas en la arena y por el pedrero. Aprendimos mucho, y somos conscientes, de que aún nos queda mucho por aprender. Ha sido muy intenso y agotador, pero sarna con gusto, no pica.
Me quedo con la experiencia náutica. El chuliño nos ha salvado la temporada. Después de muchos bolos al alba con el spining, ahí estaba él esperando para darnos un paseo por la ría, ayudarnos a arrebatar los anhelados chocos del fondo del mar, y salvar la jornada. Ha sido una experiencia muy positiva y gratificante. Hemos disfrutado de momentos inolvidables, como cuando un choco le escupió a Ángel tres veces consecutivas en la cara (creo que hacía años que no me reía tanto) o cuando otro cefalópodo le hinco el diente en señal de rebeldía. También fuimos osados, realizando una travesía rozando los límites de la embarcación hacia un penedo en el medio del mar que creíamos debía tener actividad. No hubo pesca, pero solamente la aventura del viaje, mereció la pena.
Me quedo con las horas compartidas con mi piratilla, reacio a la pesca, pero dispuesto a sacrificarse para pasar más horas con su papi. Espero que con el tiempo aprenda a disfrutar de esta grandiosa actividad. También con los compañeros pescadores del lugar: Jose, Rafa, Sole, Mari, gente de bandera, apasionados por este hobbie, grandes pescadores y mejores personas. Y sobre todo con mi compi de batallas y tropelías: Ángel, del cual gracias a la pesca como nexo de unión, he descubierto una persona increíble, de las pocas que merece la pena en esta vida. Mi admiración por él es total, no lo niego.
Bueno, por este año ya está, me quedo con todo lo citado anteriormente y recargo la ilusión para el año venidero. Ahora toca recoger todo y volver a la pesca urbana.
Un Saludo y Buena Pesca!
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