Jornada tras jornada la impotencia se apodera de mi. Todos los días observo el mar, y lo noto triste, muy triste. Triste y dolido por el trato que el ser humano le asesta. Atormentado por la raza que se auto domina superior. Implacablemente este medio ha sido castigado sobrexplotandolo, vertiendo toneladas y toneladas de basura y químicos diariamente, sin pudor, sin remordimientos. No salgo de mi asombro al observar como en ocasiones el mar lucha incansablemente en esta batalla perdida, tratando de auto regenerarse, pero es un vano esfuerzo abocado al fracaso. El mar, es una joya con la que la naturaleza nos ha agraciado y seguimos persistiendo en nuestro afán por destruirla del todo. Lo peor, es que los últimos años la balanza se esta volcando de nuestro lado y lo vamos conseguir. Acabaremos rodeados de una masa inerte de agua putrefacta, y solamente, quedara en nuestros recuerdos, lo que en un día fue el hábitat fértil de un sin fin de especies.
Desde que comencé con este blog, hace cuatro años, solamente cuatro años, he notado un destrozo considerable de este medio en tan pequeño lapso de tiempo. A la mente me vienen recuerdos de cuando era un crío. Cuando pasaba los fines de semana en Meira bicheando entre las rocas. Recuerdo cuando buceaba por aquella época. Nadabas, te sumergías, y entrabas en un mundo lleno de animales, especies, colorido que te rodeaba... en definitiva ... vida. Era algo fantástico, algo que nuestros hijos hoy en día no pueden disfrutar. Recuerdo como muchas tardes las pasábamos pescando, por que aquello era pescar. Cogíamos caramujos de las rocas para usar como cebo, los machacábamos y los poníamos en el anzuelo. El éxito y la diversión estaban garantizados. Había mucha cantidad y variedad de peces. Tardes y tardes entretenidisimas pase con mis tíos y mi padre pescando con un simple palo y un trozo de sedal. Recuerdo también como armados con una vara y un tenedor atado en el extremo para improvisar un tridente tentábamos a los chocos con resultados excelentes. Por que había, y mucho. Me viene a la mente cuando con catorce años bajaba al club náutico y una caja de cebo apenas nos duraba una hora por la cantidad de peces y picadas que teníamos. También recuerdo cuando en otra época, no tan lejana, cogíamos miñoca, íbamos a la playa sin tener pajolera idea de pescar, de montajes, de equipos, de hilos actuales de la era espacial.. solamente una simple caña, sedal, un plomo y un anzuelo, y acabábamos llenando el caldero de ejemplares que hoy en día darían la talla sobrados. O cuando montábamos una potera, nos íbamos al muelle de noche y cogíamos calamares y chocos sin tener ni zorra idea de lo que hacíamos.
Recuerdo todo esto y me pongo triste al observar como esta todo a día de hoy. Vivo prácticamente a pie de playa y todos los días me paso por la orilla para ver la situación. Cada vez parece mas muerto, mas inerte, carente de vida. Cuando en el pasado durante estas fechas el agua era un hervidero de vida, actualmente parece un cementerio acuoso. No hay movimiento, no hay actividad. En alguna ocasión algún pequeño banco de souviñas hace acto de presencia, pero es algo muy puntual, para recordarnos lo que en antaño fueron estas aguas. Solamente se aprecian las majestuosas sombras de bancos de mujeles que han sobrevivido a esta debacle gracias a su nulo valor y su resistencia a las putrefactas aguas actuales. De ahí que cada vez sea mas difícil pescar y haya que utilizar materiales muy específicos para intentar engañar a lo poco que queda en nuestros mares.
Cuando mi hijo tuvo la edad suficiente, mi ilusión era enseñarle a pescar, y que aprendiese a disfrutar de esta bonita actividad. Menuda decepción nos llevamos ambos. Ni dos miñocas gastamos en toda una tarde de pesca. Así varias jornadas hasta que desistimos. Soy consciente de que la pesca no se trata solamente de sacar pescado del mar, es un todo, es el estar pescando, los preparativos, la ilusión, disfrutar de la naturaleza y el aire libre, pero cuando llevas a una criatura las primeras veces intentas que se emocione con sus primeras capturas. Ha sido imposible. Esta todo reventado, podrido, asolado. Llevo dos semanas bajando con el vinilo todos los días con la esperanza de atisbar algún cambio. He probado suerte en otra ria para ver si cambiaba el percal. Nada. No hay nada en ningún lado que persiga la goma, no hay vida en el mar.
Desde hace varios años vengo comentando la situación con los mas veteranos del lugar. Todos, repito, todos, coinciden en lo mismo. Antes había pesca, merecía la pena pescar, ahora no, no hay nada, esta todo esquilmado. Las barquichuelas que en otrora poblaban la ria incrustadas entre las bateas, descansan desilusionadas y agonizantes en puerto. La culpa es de todos, de los profesionales principalmente y su ansia enfermiza de acaparar todo con sus armas demoníacas, de las empresas y sus vertidos, del cambio climático, y también de los pescadores deportivos, que muchos en vez de deportivos, debían hacerse llamar caimanes del mar. Es una pena, pero estamos ganando lo que nos merecemos.
A titulo personal creo que he llegado a esa etapa que muchos pescadores con un montón de horas a su espaldas acaban llegando. Creo que ya domino las modalidades que mas me gustan. Me quedarían algunas como son la pesca en el río o embarcado en aguas mas profundas, pero no me llaman, la verdad, y no tengo intención de tentarlas. He llegado a ese punto de conocer el medio, de llegar a un lugar y tras cinco minutos saber si merece la pena o no dedicarle un par de horas. Rara vez me equivoco por desgracia. Dado el estado del mar puedo decir que solamente una de cada diez ocasiones puede merecer la pena quedarse. Dicen muchos pescadores que nunca se sabe todo, que siempre se aprende, que el mar es impredecible. No comparto esta afirmación. A día de hoy, y desde hace bastante tiempo, no hay nada que me sorprenda en la pesca. Dada la devastación, este hobby que antaño tenia su grandeza en el componente aleatorio, se esta convirtiendo en algo desgraciadamente muy previsible.
Tras todos estos años, aun observando el percal, sigo con ilusión. Sigo persiguiendo esas dos o tres jornadas al año de las que te quedas satisfecho y feliz. Pero cada vez el esfuerzo es mayor, tanto físico como psicológico. El desgaste también esta ahí. Una de las cosas que me da fuerza para continuar, es este legado a modo de blog que quiero que quede para el recuerdo. Ese es el fin de todo esto, no busco patrocinios, marcas, difusión, lo único que busco es un espacio para rememorar mis andanzas por este fascinante mundo. Es mas, no tengo ni seguidores, ni visitas, nada de lo que un blogero anhela, ni lo busco, pero tengo lo mas importante, mi espacio. Creo que eso es un punto a mi favor, poder publicar cuando y lo que me de la gana, sin presiones, sin extorsiones, sin miedo a opiniones externas. También me dan fuerzas para continuar los compañeros que me rodean: Ángel, Rafa, Jose, Manolo, la gente del muelle, etc. pescadores entusiastas que trasmiten y contagian su fervor por esta actividad. Eso si, me doy cuenta de que jornada a jornada, la paciencia que antaño atesoraba, se va mermando considerablemente. Sigo manteniendo día a día ese gusanillo cada vez que salgo a pescar, pero por desgracia, las decepciones son constantes. Aun así, dada mi situación laboral, y la infinidad de horas libres disponibles, la pesca sigue sirviéndome como método de evasión, para rellenar las horas muertas, tener ocupada la mente y mi válvula personal de escape.
No se cuanto tiempo durara esta aventura, pero entre tanto, la disfruto. Mientras la salud me respete, y eso que se obceca en ponerme trabas, y siga teniendo ideas y buenos momentos para publicar, seguiré haciéndolo. En el futuro próximo tengo pensado mejorar el contenido y empezar a colgar vídeos acompañando estos relatos que tanto me entretiene desarrollar. Matizo, tengo pensado, por que no se como me desenvolveré delante de la cámara y si me gustara el resultado final, todo sera probar. También las futuras entradas acompañarlas de mas fotos para hacer la experiencia mas directa y poder recordar los momentos con mejor nitidez. Por lo pronto deseo que este 2018 cambie el rumbo y me deje buenos momentos para compartirlos en este espacio.
Un Saludo y Buena Pesca! <º))))><
Me encantó tu relato, fiel reflejo del tiempo en que vivimos. No obstante, la ilusión es la que nos mantiene erguidos, así que no la pierdas nuca. UN saludo cordial.
ResponderEliminarBuenas Carlos. Tienes razón. La ilusión y la esperanza de que algún día la situación mejore, es lo que nos mantiene pegados a nuestras cañas. Lamentablemente el ser humano esta acabando con el hábitat donde se desarrolla nuestro hobby, y esto por desgracia, no tiene trazas de cambiar. No obstante la pesca nos sigue valiendo como excusa para evadirnos un rato de este atormentado mundo, disfrutar del aire libre, buena compañía y ser felices por unos instantes. Personalmente sigo teniendo esa ilusión necesaria intacta, pero por desgracia, muchos compañeros pescadores, visto lo visto, han decidido colgar sus cañas. Yo creo que el truco esta en adaptarse, y si antaño mojabas en todas las salidas, ahora hay que mentalizarse en que hoy en día la cosa ha cambiado mucho.
ResponderEliminarGracias por tu comentario y un saludo!