lunes, 18 de junio de 2018

La tristeza del mar

Hoy tras varias semanas de descanso del egging decidí bajar al muelle 


Hacia tiempo que no dedicaba una jornada a los cefalópodos. Últimamente pasaba mis horas de pesca pululando por todo el litoral en busca de alguna lubina o algún pinto a spinning que me alegrase el día. Hoy las condiciones de marea era más que aceptables para la captura de algún calamar o choco, y para que negarlo, me apetecía estar un rato anclado en el muelle en busca de estos depredadores. También quería aprovechar y saludar a los compañeros de pesca del lugar, ávidos cazadores de estas especies, y fundirme en sus anécdotas y chascarrillos.

A la hora adecuada, puse rumbo al muelle. Cuando llegue observe que las condiciones eran muy favorables.. pero para la lubina. Un viento intenso del noroeste hacia mover con gracia el turbio mar. No me pude resistir y lo primero que saque a pasear fue una gomita en espera de algo de acción. Tras varios lances hizo acto de presencia otro compañero lubinero. Intercambiamos información y opiniones, tras lo cual, decidí dejar descansar los vinilos y ponerme en faena a lo que realmente había venido a hacer. Me comento que llevaba casi dos horas peinando la zona y solamente tuvo dos ataques de alguna lubineta que no estaba muy por la labor. Pues nada, cambie de armamento y me dirijí al muelle.




A mi llegada, los saludos protocolarios y vaciles pertinentes. Alguno se intereso por mi ausencia últimamente y le comente que estaba mas centrado en el spinnig. Me dijo que era lo mejor que podía hacer, por que los cefalópodos estaban completamente desaparecidos. Pues nada, monto la caña y me pongo al lió. El mar estaba precioso, revuelto, movido. El aire rozaba el limite de lo permisible para este tipo de pesca, y en ocasiones, alguna racha endemoniada hacia tedioso el lance. Me puse en faena dispuesto a disfrutar de un par de horas de esta modalidad. Según avanzaba el tiempo, y el sol se iba a dormir, la presencia de nuestros amigos depredadores gelatinosos era nula. Yo tuve fortuna. En una de las recogidas, un chipirón crecidito, decidió abrazarse a mi señuelo. Fue una nube de verano. No hubo nada mas.

Según iba avanzando la noche el pesimismo, ya de por si instaurado en estos bravos pescadores, se hacia demoledor. Todo el mundo se afanaba en intentar que algo vivo hiciera caso a su engaño, pero sin resultados. El desanimo y la desolación caían como una losa encima de nuestras cabezas. Por unos instantes me vino a la mente los tiempos en los que bajaba con toda la ilusión del mundo, impregnado por el ansia de capturar algún ejemplar y motivado a tope. En el muelle, de aquella, se respiraba ese ambiente en todos los allí presentes. Esas jornadas en las que siempre tenias algo de acción, y esa ilusión, te mantenía entretenido y atento durante horas. Esos momentos que les llamábamos "los diez minutos de gloria" en los que todos pescábamos algo y teníamos un rato intenso de diversión. Recordé como había que "madrugar" para coger sitio para poder posicionarte en un buen lugar para pescar. Hoy en día casi no queda nadie, esta prácticamente vació. Quedamos cuatro pelagatos que se acercan por su amor incondicional e irracional a este hobby. Que tristeza.

Poco a poco, los escasos pescadores, van desfilando. Decaídos, resignados una noche mas. Gente que en otrora alargaban sus jornadas a cuatro, seis, ocho horas...en apenas un rato se daban cuenta de la cruel y cruda realidad, y decidían poner fin a este duro sufrimiento. La verdad es que por desgracia era lo mas coherente.. retirase. La sensación era la de estar pescando en un pozo negro, en una piscina, en una cloaca. No había vida en el agua. Sinceramente me impacto observar la pronta retirada de estos expertos en la materia. Personas con las que he compartido horas y horas de pesca, momentos divertidos, ilusionantes, grandes capturas, se marchaban silenciosamente con el pesimismo inyectado en sus miradas. Uno de los veteranos me comento "ya el año pasado fue malisimo, lo de este no va a tener nombre".



Yo me quede un ratito mas. La noche estaba agradable, cálida. Mientras quemaba un electrodo, di un paseo por la zona observando el mar. Solamente el algarabío de los indestructibles mujeles daban algo de viveza a estas aguas agonizantes. Tenia la esperanza de que con la llegada del sol, el buen tiempo y la subida de temperaturas, esto mejorase. Para nada. Ni lubinas, ni chocos, ni calamares, ni rinchas... desolación, solamente desolación. El mar esta triste, muy triste.



Un Saludo y Buena Pesca! <º))))><

domingo, 3 de junio de 2018

Inicio surfcasting 2018 deprimente

Primera tentativa del año que defraudo sobremanera, menos mal que las lubinetas me alegraron el finde.


Este fin de semana lo tenia tachado en el calendario para comenzar con el Surfcasting. Sinceramente sabia de antemano que seria una jornada pobre ya que el estado de la marea, viento y ocaso no auguraban buenos resultados. Aun así tenia mucha ilusión por clavar las cañas en la arena y estrenarme con el primer ejemplar, aunque fuese una mini talla para su suelta posterior. El sábado por la mañana fui a recolectar cebo con bastante ilusión y alegría. Me acompaño mi padre, el cual venia con el mismo propósito que yo. Al final lo de siempre, tuve que coger cebo para mi y para el, ya que aunque le pone empeño y esfuerzo, no le da xeito a esto de coger miñoca. Yo trato de explicarle la técnica, pero es tan cabezón que no quiere aprender.

A todo esto, esa misma mañana Ángel y un servidor madrugamos para dar una vuelta a spinning. 6:30 de la mañana, casi me da un patatús, y más, contando que me quede dormido sobre las 3:30. La jornada para mi compi no estuvo nada mal, cogió su primera lubina kilera del verano y dos mas pequeñajas que fueron liberadas ipso facto. Yo, después de machacar el litoral con el patchinko y no obtener resultado alguno, estuve probando varios paseantes, y la imitación de Aliexpress del Asturie, me agracio con una lubinita que fue devuelta al mar.

Cambio de tercio al surfcasting. En el ocaso puse rumbo a la playa. La noche estaba desagradable. Un viento de sur bastante frió, mas propio del final del invierno, que de las postrimerias de la primavera, nos castigaba. Para mejorar la situación, a los pocos minutos de montar el tinglado, una poalla machacona hacia acto de presencia, empapándonos lenta, pero inexorablemente. No se estaba a gusto, la verdad, pero la ilusión de conseguir mi primera pieza del año, me tenia anclado en la arena. Según se asomaba la noche, Rafa y José se iban cobrando las primeras piezas. Alguna lubina que rozaba la talla, y unas cuantas mojarras muy decentes, eran puestas a bailar en seco. Mis cañas impertérritas, como si con ellas no fuese la fiesta. Ni una sola picada, ni un atisbo de vida que quisiera devorar el suculento manjar que les había brindado al final del sedal. Mis compañeros seguían a lo suyo, arrancando del fondo de las profundidades algún ejemplar de vez en cuando, eso les motivaba a seguir en faena. Un servidor, tras mas de una hora, y revisar el estado del cebo en varias ocasiones, seguía marcándose un bonito bolo. Este año quería probar otro tipo de montajes aprendidos vía Internet que por el sur suelen funcionar bien, pero visto lo visto, aquí el pescado prefiere lo clásico. Ademas la presencia de algas a ras de fondo, hacia mermar considerablemente el potencial de este sistema. Tras dos horas, y con el frió y la humedad comenzando a castigar duramente, decidí poner fin a esta pésima jornada inicial.

Cuando llegue al camping me encontré con Ángel. Había ido con Manolo a pegar unos lances a spinning, y la verdad es que no les fue nada mal. Mi compi había cogido una lubina de 1,200 grms., otra que rozaba el kilo, y dos pintos de talla media. Manolo por su parte se hizo acreedor de una loba que daba la medida. El lubinero tardo en arrancar este año, pero ya empieza a asestar sus primeros latigazos a nuestras amigas Labrax. Me alegro un montón por el, se lo merece y mucho. Me propuso que la mañana siguiente, si el clima, y sobre todo la lluvia, respetaba, nos levantásemos sobre las 5:30 para ir a dar una vuelta. Yo le desee las mayores de las suertes, pero me negué rotundamente a acompañarlo a esas horas tan intempestivas.

De madrugada me desperté inesperadamente a eso de las siete de la mañana. Mi subconsciente cabrón debía tener parte de culpa en todo ello. Pues nada, ya que me había desvelado, que mejor forma para empezar el día que darse una vuelta caña en mano por el pedrero? Así lo hice. Desayune, enganche el paseante a la grapa y puse rumbo a la playa. Probé en la zona que la semana del puente me agracio con alguna pieza decente. Nada. No había señales de vida en el agua. Como no estaba por la labor de pegarme la pateada padre hasta la zona que solemos frecuentar para la practica de nuestro amado deporte, decidí acercarme a una playa cercana que en alguna ocasión, y siempre con marea alta, nos había dado algunas alegrías. Como la altura del mar se encontraba dentro de los parámetros requeridos, era una buena opción.



Cuando llegue al lugar, las condiciones no me parecían las mas apropiadas, eso si, el cielo plomizo, ideal para estos menesteres, encapotaba el firmamento. Un mar plano y transparente no auguraba que hubiese acción. Que equivocado estaba. Mi primer temor eran las dichosas algas, muy persistentes y comunes en esta zona. Tras los primeros lances me alivio al comprobar la ausencia de estos fastidiosos lechuguines flotantes. Me pongo en vereda y compruebo que hay atisbo de vida en el mar. Tras varias persecuciones y ataques fallidos logro poner a la primera loba, bueno, lobita, en secano. La emoción y alegría me inunda. Le doy el pertinente abrazo de complicidad y la pongo a nadar de nuevo. Sigo con los lances y continuo teniendo diversión. Varias lubinetas son encandiladas por el atractivo seductor de mi paseante, y tras aprendida la lección, devueltas a su medio natural. En cuanto dejaban de picar en una zona, me desplazaba unos 50 metros, y volvían a la carga. Una pasada. Gracias al estado liso de la superficie, las persecuciones y ataques se contemplaban con total nitidez, haciendo que un servidor estuviese en éxtasis constante.Que gozada, como adoro pescar con el paseante cuando las lobas están de quiero. A eso de las 9, la actividad ceso a la par que el mar salia huyendo. Me acerque a un paisano que estaba pescando a fondo por la zona y charlamos un rato mientras quemábamos un electrodo o dos. Coloquio agradable con otro enfermo por el mar y la pesca. Me comento que apenas tuvo picadas y no fue capaz de hacerse acreedor de ningún ejemplar. Sin embargo yo pase dos horas estupendas consiguiendo nueve ejemplares, de los cuales, solamente dos reglamentarios se vinieron conmigo para el deleite de mi parienta. Disfrute de bastantes persecuciones, ataques fallidos y alguna que se engancho, pero quedo por el camino.

Cuando regrese me tope con Ángel. Como me comentara la noche anterior, había madrugado para ir de pesca. Se desplazo a la zona habitual, pero dado que no tenia buenas sensaciones, en apenas una hora decidió dar por finalizada la salida. Le expuse mi jornada y lamento que no le hubiese avisado. Sinceramente no sabia ni siquiera que estaba despierto. Una pena, momentos así en compañía, son mucho mejores, y mas con el, que vive tan apasionadamente este noble deporte.



Para mi hoy ha sido un gran alivio. Llevaba dos semanas haciendo spinning urbano sin noticias de las lobas. Me estaba empezando a ofuscar, a perder las ganas, a agobiarme, pero esta mini jornada me sirvió para recargar energías y volver a tener ilusión por esta modalidad. Como punto negativo, el surfcasting. Aun así conservo las expectativas intactas. Volveré a los montajes tradicionales de los bajos, tentare fortuna mas ocasiones, y esperemos, que la marea sea mas favorable las jornadas venideras.



Un Saludo y Buena Pesca! <º))))><

viernes, 1 de junio de 2018

4º Aniversario: Reflexiones y desvarios

Hoy aprovechando el 4º aniversario de mi blog me he puesto un poco transcendental influenciado tras varias jornadas infructuosas.




Jornada tras jornada la impotencia se apodera de mi. Todos los días observo el mar, y lo noto triste, muy triste. Triste y dolido por el trato que el ser humano le asesta. Atormentado por la raza que se auto domina superior. Implacablemente este medio ha sido castigado sobrexplotandolo, vertiendo toneladas y toneladas de basura y químicos diariamente, sin pudor, sin remordimientos. No salgo de mi asombro al observar como en ocasiones el mar lucha incansablemente en esta batalla perdida, tratando de auto regenerarse, pero es un vano esfuerzo abocado al fracaso. El mar, es una joya con la que la naturaleza nos ha agraciado y seguimos persistiendo en nuestro afán por destruirla del todo. Lo peor, es que los últimos años la balanza se esta volcando de nuestro lado y lo vamos conseguir. Acabaremos rodeados de una masa inerte de agua putrefacta, y solamente, quedara en nuestros recuerdos, lo que en un día fue el hábitat fértil de un sin fin de especies.


Desde que comencé con este blog, hace cuatro años, solamente cuatro años, he notado un destrozo considerable de este medio en tan pequeño lapso de tiempo. A la mente me vienen recuerdos de cuando era un crío. Cuando pasaba los fines de semana en Meira bicheando entre las rocas. Recuerdo cuando buceaba por aquella época. Nadabas, te sumergías, y entrabas en un mundo lleno de animales, especies, colorido que te rodeaba... en definitiva ... vida. Era algo fantástico, algo que nuestros hijos hoy en día no pueden disfrutar. Recuerdo como muchas tardes las pasábamos pescando, por que aquello era pescar. Cogíamos caramujos de las rocas para usar como cebo, los machacábamos y los poníamos en el anzuelo. El éxito y la diversión estaban garantizados. Había mucha cantidad y variedad de peces. Tardes y tardes entretenidisimas pase con mis tíos y mi padre pescando con un simple palo y un trozo de sedal. Recuerdo también como armados con una vara y un tenedor atado en el extremo para improvisar un tridente tentábamos a los chocos con resultados excelentes. Por que había, y mucho. Me viene a la mente cuando con catorce años bajaba al club náutico y una caja de cebo apenas nos duraba una hora por la cantidad de peces y picadas que teníamos. También recuerdo cuando en otra época, no tan lejana, cogíamos miñoca, íbamos a la playa sin tener pajolera idea de pescar, de montajes, de equipos, de hilos actuales de la era espacial.. solamente una simple caña, sedal, un plomo y un anzuelo, y acabábamos llenando el caldero de ejemplares que hoy en día darían la talla sobrados. O cuando montábamos una potera, nos íbamos al muelle de noche y cogíamos calamares y chocos sin tener ni zorra idea de lo que hacíamos.

Recuerdo todo esto y me pongo triste al observar como esta todo a día de hoy. Vivo prácticamente a pie de playa y todos los días me paso por la orilla para ver la situación. Cada vez parece mas muerto, mas inerte, carente de vida. Cuando en el pasado durante estas fechas el agua era un hervidero de vida, actualmente parece un cementerio acuoso. No hay movimiento, no hay actividad. En alguna ocasión algún pequeño banco de souviñas hace acto de presencia, pero es algo muy puntual, para recordarnos lo que en antaño fueron estas aguas. Solamente se aprecian las majestuosas sombras de bancos de mujeles que han sobrevivido a esta debacle gracias a su nulo valor y su resistencia a las putrefactas aguas actuales. De ahí que cada vez sea mas difícil pescar y haya que utilizar materiales muy específicos para intentar engañar a lo poco que queda en nuestros mares.



Cuando mi hijo tuvo la edad suficiente, mi ilusión era enseñarle a pescar, y que aprendiese a disfrutar de esta bonita actividad. Menuda decepción nos llevamos ambos. Ni dos miñocas gastamos en toda una tarde de pesca. Así varias jornadas hasta que desistimos. Soy consciente de que la pesca no se trata solamente de sacar pescado del mar, es un todo, es el estar pescando, los preparativos, la ilusión, disfrutar de la naturaleza y el aire libre, pero cuando llevas a una criatura las primeras veces intentas que se emocione con sus primeras capturas. Ha sido imposible. Esta todo reventado, podrido, asolado. Llevo dos semanas bajando con el vinilo todos los días con la esperanza de atisbar algún cambio. He probado suerte en otra ria para ver si cambiaba el percal. Nada. No hay nada en ningún lado que persiga la goma, no hay vida en el mar.

Desde hace varios años vengo comentando la situación con los mas veteranos del lugar. Todos, repito, todos, coinciden en lo mismo. Antes había pesca, merecía la pena pescar, ahora no, no hay nada, esta todo esquilmado. Las barquichuelas que en otrora poblaban la ria incrustadas entre las bateas, descansan desilusionadas y agonizantes en puerto. La culpa es de todos, de los profesionales principalmente y su ansia enfermiza de acaparar todo con sus armas demoníacas, de las empresas y sus vertidos, del cambio climático, y también de los pescadores deportivos, que muchos en vez de deportivos, debían hacerse llamar caimanes del mar. Es una pena, pero estamos ganando lo que nos merecemos.

A titulo personal creo que he llegado a esa etapa que muchos pescadores con un montón de horas a su espaldas acaban llegando. Creo que ya domino las modalidades que mas me gustan. Me quedarían algunas como son la pesca en el río o embarcado en aguas mas profundas, pero no me llaman, la verdad, y no tengo intención de tentarlas. He llegado a ese punto de conocer el medio, de llegar a un lugar y tras cinco minutos saber si merece la pena o no dedicarle un par de horas. Rara vez me equivoco por desgracia. Dado el estado del mar puedo decir que solamente una de cada diez ocasiones puede merecer la pena quedarse. Dicen muchos pescadores que nunca se sabe todo, que siempre se aprende, que el mar es impredecible. No comparto esta afirmación. A día de hoy, y desde hace bastante tiempo, no hay nada que me sorprenda en la pesca. Dada la devastación, este hobby que antaño tenia su grandeza en el componente aleatorio, se esta convirtiendo en algo desgraciadamente muy previsible.

Tras todos estos años, aun observando el percal, sigo con ilusión. Sigo persiguiendo esas dos o tres jornadas al año de las que te quedas satisfecho y feliz. Pero cada vez el esfuerzo es mayor, tanto físico como psicológico. El desgaste también esta ahí. Una de las cosas que me da fuerza para continuar, es este legado a modo de blog que quiero que quede para el recuerdo. Ese es el fin de todo esto, no busco patrocinios, marcas, difusión, lo único que busco es un espacio para rememorar mis andanzas por este fascinante mundo. Es mas, no tengo ni seguidores, ni visitas, nada de lo que un blogero anhela, ni lo busco, pero tengo lo mas importante, mi espacio. Creo que eso es un punto a mi favor, poder publicar cuando y lo que me de la gana, sin presiones, sin extorsiones, sin miedo a opiniones externas. También me dan fuerzas para continuar los compañeros que me rodean: Ángel, Rafa, Jose, Manolo, la gente del muelle, etc. pescadores entusiastas que trasmiten y contagian su fervor por esta actividad. Eso si, me doy cuenta de que jornada a jornada, la paciencia que antaño atesoraba, se va mermando considerablemente. Sigo manteniendo día a día ese gusanillo cada vez que salgo a pescar, pero por desgracia, las decepciones son constantes. Aun así, dada mi situación laboral, y la infinidad de horas libres disponibles, la pesca sigue sirviéndome como método de evasión, para rellenar las horas muertas, tener ocupada la mente y mi válvula personal de escape.

No se cuanto tiempo durara esta aventura, pero entre tanto, la disfruto. Mientras la salud me respete, y eso que se obceca en ponerme trabas,  y siga teniendo ideas y buenos momentos para publicar, seguiré haciéndolo. En el futuro próximo tengo pensado mejorar el contenido y empezar a colgar vídeos acompañando estos relatos que tanto me entretiene desarrollar. Matizo, tengo pensado, por que no se como me desenvolveré delante de la cámara y si me gustara el resultado final, todo sera probar. También las futuras entradas acompañarlas de mas fotos para hacer la experiencia mas directa y poder recordar los momentos con mejor nitidez. Por lo pronto deseo que este 2018 cambie el rumbo y me deje buenos momentos para compartirlos en este espacio.



Un Saludo y Buena Pesca! <º))))><