lunes, 29 de septiembre de 2014

Vuelta a los cefalopodos

De regreso a casa, tras las vacaciones. No me percate, pero el virus de la pesca sigue en mi cuerpo, no luchare con el , tratare de darle lo que quiere...

Bueno, el verano termino. Me llevo unos excelentes recuerdos y el ansia viva de que llegue ya la próxima temporada. Por desgracia o gracia, quien sabe, este verano cayó en mis manos con motivo de mi cumpleaños, un equipo de Egging completo para la captura de nuestros amigos cefalópodos.

De regreso a la rutina de la vida cotidiana, y desbordado en horas libres gracias a la crisis y el desempleo masificado, decidí dar buena cuenta del material que me habían obsequiado. Llevo años viviendo al lado del mar, pero jamás había sentido curiosidad o inquietud de tentar suerte.

Días previos fui observando el percal cuan scouting. El muelle es ridículamente pequeño, la verdad, pero algo tenía que tener cuando esos escasos 20 metros estaban siempre atestados de gente. Hoy decidí zanjar mi duda y ponerme a la faena.

Me persone en el lugar. La noche era perfecta, mar como un plato y una temperatura muy agradable. Saque mis bártulos y me arrime a donde había un hueco. Hice el saludo protocolario, el cual fue correspondido con algún que otro gruñido de compromiso y un par de miradas de desconfianza. No me había dado cuenta, pero era como un intruso en casa ajena.


La media de edad de la gente del muelle debía de estar entorno a los 60 años. Yo, cercano a los 40 ya, me sentía como un crío de 10 que se mete en una reunión de adultos. Se veía que eran una piña, un grupo, una pandilla... pero por desgracia.. hermética, territorial y despectiva... y para más inri.. estaba claro que la educación no era uno de sus puntos fuertes. Después del desaliento inicial, me centre en lo que había venido a hacer, había venido a pescar.

Ellos con su juerga y cachondeo dentro de su circulo cerrado, iban cobrándose sus piezas. Yo, arrimado en una esquina, sin hacer ruido, seguía a lo mío, con mis lances. Finalmente, al rato, note mi primera picada. No era muy grande, lo sabía por la escasa resistencia que ofrecía en la punta, pero me hacía mucha ilusión ya que era mi primera captura en esa zona. En el momento de sacar el calamarcito y depositarlo en mi cubo, me di cuenta que estaba siendo taladrado por una cuantas miradas desafiantes y despectivas.

Seguí a lo mío. Al poco rato, logré sacar un choquito pequeño. Había cumplido mi objetivo. Cogí un calamar y un choco en mi primera noche, que más se puede pedir?. Hice la foto pertinente e indulte al choco. Durante la suelta, alguno me observaba como si hubiese caído de marte o algo similar. Ellos no, ellos se llevan todo. No quiero ni replantearme ese tema, por que cada cual es muy libre de hacer dentro de la ley lo que quiera con sus capturas, pero también hay que respetar las decisiones de los demás.


Finalmente, sintiéndome como pez fuerza del agua, como planta fuera de tiesto, decidí dar por concluida mi jornada. Me despedí como era de recibo y a cambio no obtuve réplica alguna..."Putos maleducados" pensaba para mis adentros. Me fui contento por la pesca pero disgustado por el ambiente. Soy cabezota y esta panda de carrozas no va a poder conmigo, lo tengo claro, su moving me lo paso por el forro. Seguiremos en la lucha!

Un Saludo y Buena Pesca!

No hay comentarios:

Publicar un comentario