jueves, 21 de agosto de 2014

Liadas, Rapalas y Luces Rojas

Se acerca el final de temporada de Surfcasting para mi. Seguramente haya sido mi última salida del año.

Voy descontando los días ya. La época estival llega a su fin, y con ella, mi actividad náutico pesquera desde la playa. Como costumbre, nos ponemos a la bendita rutina previa a una salida. Comprobación de marea y condiciones meteorológicas, puesta a punto del equipo, recolección de cebo, aseo y cena. Hoy el día no estaba a nuestro favor. El viento era muy fuerte, molesto, con rachas que por momentos parecen querer elevarte del suelo. La marea tampoco era propicia, bajando, algo que no nos gusta. Pero el virus de la pesca nos acosa con sus últimos arreones. Somos conscientes de que probablemente sea la última jornada del año, y aunque tenemos los elementos en contra, decidimos mojar nuestros anzuelos de igual manera.

Esta ocasión iba a ser un poco diferente a lo habitual. Paco, mi primo, se acercó al lugar para pasar un par de días con nosotros. Memorables las rompeduras de cabeza que me tenia metido con el tema pesquero, pero nunca se decidía a acompañarnos. Esta vez si, esta vez iba a ser la buena.

Tantee sus aptitudes y experiencia. El hinchaba pecho y presumía de haber capturado ya una par de lubinas de kilo y pico. Bueno, parecía que no tendría que tener cuenta ni hacer de babysitter. Pero en sus relatos y experiencias había cosas que no me cuadraban mucho. La confirmación de mis sospechas se hizo latente cuando comenzó a preparar su equipo para la salida.

Todo nuevecito, de paquete. Le propuse usar el sistema de cebo vivo que nosotros utilizábamos. Se negó rotundamente, él quería hacer spining. Cuando vi su kilométrico señuelo las risas no fueron pocas. Prosiguieron cuando observe que quería montar una bola de bolos como plomo, 150 gramos de plomada nada menos. Después del cachondeo pertinente, le ayude a montar como bien pude, un equipo medianamente decente con el material que había traído, para que al menos pudiese defenderse. Caña de cuatro metros para surfcasting rígida en la punta como una vara de hierro, un señuelo de tamaño descomunal indicado solamente para coger tiburones, un sedal de 0.40 rígido como el granito de Porriño, el plomo directamente lo dimos por descartado... vamos... que bien equipado no estaba.

Acordamos hora. Llegado el momento Paco no daba aparecido a la cita. Divague en su búsqueda, y me lo encontré enzarzado en un coloquio lúdico-festivo regado por las mieles del ron. Le apresure, Ángel llevaba tiempo esperándonos ya. Justamente le acababan de servir una copa... "Paco, vamos, que nos están esperando, deja eso y arranca".. el ni corto ni perezoso, agarró el vaso del cubata, y en tres sendos tragos, dio buena cuenta de el. De camino me confesó: . Anteriormente, después de la cena, se había encargado de dar buena cuenta de una cerveza y otro cubata."Hace más de año y medio que no bebo, creo que me están entrando unos calores, que pa qué..."

Llegamos a la playa. Ángel a lo suyo, desplegando su material y poniéndolo a remojo. Yo haciendo lo propio mientras echaba un ojo a nuestro nuevo compañero en esa noche. Paco peleándose con el equipo, como no, pero al rato parecía que más o menos podría defenderse. Me llamo la atención que la linterna de cabeza que trajo (a estrenar, como no) tenía dos posiciones, una de luz blanca y otra con luz roja.

La noche comienza a deslizarse en el tobogán del tiempo. Las capturas empiezan a sucederse. A lo lejos voy observando a Paco, el cual decidió separarse unos metros para practicar spining con tranquilidad. Personalmente fue una noche bastante estresante en cuanto a acción de pesca. Tuve muchísimos enganches, tantos, que llegue a utilizar todos los bajos que llevaba de repuesto. Para echarle más leña al fuego, capture una anguila, la cual gracias a sus retorcidos movimientos, se afano en intentar tejer una bufanda de seda con mi línea. Tuve que cortar todo, no había salvación. Aun así, dado su pequeño tamaño, la indulte.

El tiempo pasa, Ángel a su ritmo va dando cuenta de nuestros amigos espáridos. Al fondo voy observando las acciones de Paco. Durante un buen rato, observo que tiene puesta la luz roja en la cabeza, sus desplazamientos son mínimos. Pienso.. . Lleva ya como unos 5 o 10 minutos en el mismo sitio peleándose con sabe dios que. Finalmente se va acercando poco a poco. Cuando llega observo que trae el sedal como si de un trasmallo marinero se tratase... "Joder! menuda liada que tienes ahí tío.. corta y volvemos a montar todo". El se negó rotundamente. Intentó afanosamente por periodo de unos diez minutos desliar el entuerto, pero a cada movimiento, agravaba la situación. Creo que el ron que fluía por sus venas era parte implícita de su cabezonería y entretenimiento. Finalmente cayo de la burra, y accedió a usar el sistema Windows: cortar y pegar."cómo carallo podrá ver algo con esa luz.."

Una vez resuelto el tema, se quedó cerca de nosotros, subido a unas rocas. Seguía con la luz roja en la cabeza, estampa de lo más cómica. Al rato enrocó su monstruoso señuelo. Casi cae al mar intentando liberarlo, menos mal, que Ángel estaba al lado y lo auxilio diligentemente. La noche concluyó, de camino de regreso comentábamos la experiencia. Paco no cogió nada, no tuvo acción de pesca, estuvo más tiempo peleándose con su equipo que con el mar, pero según sus palabras se marchaba del lugar muy contento, feliz, satisfecho por haber pasado unas horas relajadas pescando. Eso es lo que cuenta realmente.

Al final el recuento de capturas personal fue de 6 sargos y 2 lubinas. Ángel en su nivel, consiguió sacar 20 piezas del mar. Paco se llevó la experiencia y el recuerdo de una entretenida noche de pesca. 


Un Saludo y Buena Pesca!

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