sábado, 29 de noviembre de 2014

Pedazo de pepinos

Hoy he finalmente me he hecho titular de mi primera "barra de pan". Por suerte fue acompañada con una pareja de baile inmejorable.

Llevaba ya un par de días sacando buenas piezas, pero se me resistía ser acreedor de una de esa que dices "Guau!". Por el contrario, si que veía a mis compañeros de muelle sacar alguna de vez en cuando, y yo me preguntaba.. "algún día me tocara a mi?". Hoy por suerte, fue ese día.

La jornada la comencé temprano. No espere al ocaso y me persone en el lugar una hora o así antes del mismo. Llegue, monte el tenderete y me dispuse a lanzar. No había nadie mas en el muelle pescando. No tenia mucha esperanza en coger nada hasta que no bajase la luz del día y encendiesen los focos, pero me apetecía ir perfeccionando la técnica de lance y de paso coger un buen sitio para lo que restaba de noche. Hay que añadir a todo esto, que los días son mas cortos y las temperaturas mas bajas, con lo cual, conviene recogerse antes.

En uno de los lances, percibo muchísimo peso en la caña. La primera sensación fue de que había enganchado un buen matojo de algas, pero a los pocos segundos noto sendos tirones. Comienza la pelea. Jamás había tenido la caña tan doblada por culpa de una pieza. La batalla fue intensa, divertida, excitante. Cuando observo asomar la cabeza del calamar por encima del agua lanzando regueros de agua al viento, no salgo de mi asombro. Voy trayéndolo con firmeza, y una vez arrimado al muelle, rezo por que no se suelte al levantarlo. Una vez posado en la piedra, me quedo absorto durante un minuto contemplando la belleza del animal que me ha hecho disfrutar de uno de los mejores momentos de pesca de mi vida. El cubo que tengo no me sirve. Me dirijo al coche y traigo una bolsa para guardarlo a mi vera. Continuo pescando, y cada cierto tiempo, no puedo evitar girar la cabeza para echarle una visual mi gran proeza.

La noche cae y otros pescadores hacen acto de presencia. Me congratulan por la gran captura. Poco mas tarde noto otro fuerte tirón. Esta vez la sensación es distinta. Lo voy trayendo poco a poco pero sin pausa. Al llegar a la superficie veo un choco enorme abrazado a mi potera. Esto no es todo, detrás de el, rivalizando por hacerse con el pequeño señuelo de plástico, otro choco de igual porte. Lo mantengo en la superficie del agua para que alguno de mis compañeros intenten capturar a la pareja de baile del que tengo atrapado. No hubo fortuna. Después de un par de minutos, y observando la obsesión del segundo por mi potera, decido sacar el mio del agua para que se centre en las poteras de los demás. Tras esto, se precipito raudo y veloz hacia la oscuridad del fondo haciendo caso omiso de los demás manjares.

Al rato capture otro buen calamar, pero al lado del primero, parecía extrañamente pequeño. El frío empezaba a hacer acto de presencia. Yo ya había conseguido grandes capturas y había que dejar para los demás, con lo cual, decidí dar por concluida la maravillosa jornada. El resultado final fue un calamar de medio kilo, un choco de medio kilo y un calamar de 300 gramos. Mi récord y una tarde-noche redonda.





Un Saludo y Buena Pesca!

No hay comentarios:

Publicar un comentario