miércoles, 7 de marzo de 2018

Record Spining lubinero urbano

Gloriosa noche de Spining urbano. La mejor hasta la fecha de largo


Día épico. Hacía tiempo que andaba buscando una jornada como la de hoy. Horas y horas trasteando por la escollera y el muelle para tratar de encontrar a las escurridizas lubinas. Tantas tentativas fallidas, que mil y una veces me replanteaba que algo estaba haciendo mal. Realmente no sabía donde se encontraba el fallo.. si en mi técnica, mis señuelos low cost, las horas, o las mareas en las que hacía mis incursiones.. algo fallaba. No encontraba la explicación. Cada vez que llegaba a casa después del bolo de costumbre, me sumergía en la sabiduría que atesora la red para intentar impregnarme de nuevos conocimientos donados altruistamente por otros experimentados pescadores para tratar de mejorar.

Todo comenzó ayer. A media tarde, en cuanto los horarios cotidianos me permitieron, puse rumbo al muelle. Las condiciones meteorológicas parecían perfectas. Viento del oeste, mar revuelto y turbio,  cielo encapotado. Estamos en época de temporal y se nota. Cuando llegue al lugar, ya estaba un compañero dándole duro al tema. Le salude y le pregunté qué tal iba la cosa. El medio sonrió y se dibujó una expresión de satisfacción en su cara. Me comentó que llevaba más de una hora dándole caña al asunto y que había capturado cuatro ejemplares. La emoción me explotaba por dentro. Pero rápidamente se me bajaron los humos cuando también apuntó que ya llevaba más de media hora sin noticias de las lobas. 

Ya que estaba allí, me dispuse a hacer unos lances. El viento era potente, probé en un par de postas, pero el Dios Eolo no quería que cumpliera mi cometido. Cambie el señuelo por el de mayor gramaje que tenía disponible en mi caja para darle más soltura a los tristes lances que realizaba con artificiales más livianos. No había noticias de las amigas Labrax. Decidí cambiar al spot que semanas atrás me había dado la alegría de un doblete. El cuanto lanzo y pego dos vueltas de carrete, noto que la línea se me para en firme. En principio desconfío de que sea una piedra, pero cuando intento librar el obstáculo, me doy cuenta que el señuelo esta sentenciado. Tiro de él con firmeza para comprobar que no son algas, pero caigo en la cuenta de que la línea hace efecto goma. Es un trasmallo sin duda. No doy crédito. A escasos 20 metros de la costa. Sin marcar, como siempre. Cada día le cojo mas asco a esta gentuza, ojala los jodiesen bien jodidos, pero no va a caer esa breva.

Me resigno. Lo doy por perdido. Me dirijo al coche para montar otro bajo, pero Zeus se empeña en ponermelo difícil hoy. Descarga atronadora de líquido elemento. Me refugio en el vehículo y voy recomponiendo a golpe de brico-pesca el desastre patrocinado por algún marinero retrasado. Una vez se calmó el asunto hice unos cuantos lances más. Todos en vano. Recogida y para casa.

Hoy seguía con el gusanillo en el cuerpo. Tenía ganas de volver a tentar suerte. La climatología se asemejaba a la del día anterior y podría personarme antes en el lugar de batalla. Cuando llego a mi destino, observo al otro compañero que también acababa de atracar, y caña en mano, se disponía a mojar sedal. Saludo protocolario. Voy desplegando mi equipo,  y observó como su caña se dobla en el primer lance. Premio para el caballero. Una lubina de ración. No es mal comienzo. Me acerco a él, comentamos la jugada, y me alejo a lanzar a otro lugar para no interferir en su posta. Hago varios lances con el viento juguetón. Potente y cambiando a cada rato de dirección. En una de estas, casi llegando al borde, veo una sombra enorme que persigue mi señuelo. No paro de recoger, pero tampoco me apresuro. Se acaba el terreno. En un último sprint final, llega a tocar el vinilo, pero sin éxito. Me emociono y me alivio, hay algo hoy en el mar. Continuo peinando la zona vano. Me desplazo a la izquierda, y al poco rato vuelvo a lanzar por la zona del ataque. Esta vez no hay simulacro posible, picadón tremendo sin miramientos. Pelea brutal, y disfrute máximo. La loba salta del agua y se retuerce tratando de zafarse del artificial. Al arrimarla a la orilla la acción se vuelve trepidante y de alto riesgo de perder la captura. Durante un breve instante, se queda quieta, y firmemente aprovecho para izarla. Me costo lo suyo, pero logre ponerla en tierra. 800 gramos de lubina, la mayor que he sacado en estas aguas, que me dejaron un momentazo increíble.


Ya me podía ir mas que contento. Me recompongo y prosigo con el carrusel de lances. Cada poco noto que me tocan el señuelo e incluso algún ataque fallido. Mi expectación es máxima. Pongo toda la atención posible y voy variando de técnica. En una de estas otro zambombazo.. Zas!! picada brutal otra vez. Pelea gloriosa con otro bicharraco. Pega unas cuantas carreras memorables pero en cuanto logro acercarla a la orilla, la elevo diligentemente. Una vez la tengo sostenida por el sedal en tierra firme, se retuerce sobremanera lográndose desenganchar y cayéndose al suelo. Menuda potra he tenido.

Después de ponerla a dormir junto a la otra, el cielo se torna negro. La lluvia ya amenazante desde mi llegada, hace acto de presencia. Cae con fuerza. Me encamino al refugio del coche mientras me cruzo con el otro compañero. Me comenta que ha perdido el señuelo y que no tiene ninguno mas de garantías. Le ofrezco un par vinilos diferentes para que pueda seguir pescando y elige uno exactamente al mio. Al rato eso seria un extraño handicap a mi favor. 

En cuanto el cielo da tregua, salgo del vehículo y prosigo con mi actividad. Después de unas cuantas tentativas en la zona caliente, decido moverme a otro spot. Hago unos cuantos lances y de repente, parada en seco. No me lo puedo creer. Es la misma zona en la que ayer perdí un señuelo. La misma sensación, el mismo culpable: un trasmallo. Ojala metiesen en la cárcel al subnormal de turno, pero no caerá esa breva. Pero hoy la cosa esta yendo bien y no quiero perder el tiempo con este sin sentido. Tiro a dolor hasta que rompe el bajo. Lo recompongo y cuando voy a poner un nuevo señuelo, me doy cuenta que el único repuesto que tenía, se lo cedí al compañero. Puff! bueno.. toca experimentar con otros modelos.

Monto uno similar pero con colores diferentes. El mítico cabeza roja cuerpo blanco. Como es de noche, doy por hecho que esa combinación debería funcionar. Hago unos cuantos tiros y observo que su natación es defectuosa. Para comprobarlo, cambio de sitio a una zona iluminada y pongo la gomita en el agua. La empiezo a menear de lado a lado para ver como se desenvuelve, y de la nada, una sombra a velocidad endiablada sale debajo de mis pies, y sin miramientos, se traga el vinilo. Me quedo a cuadros. Le pego un tirón y peleo con ella hasta ponerla en secano. Increíble!


 Muchos pescadores me han comentado que alguna vez les ha pasado algo similar. En mi caso es la primera. Aun no me lo creo. Después de tentar suerte un par de veces más con este señuelo, lo descarto, y lo cambio por otro que nade mejor. Cojo uno con colores de imitación de anguila que nada perfectamente, y se nota. Tras un par de lances, veo dos sombras que persiguen el vinilo. Al llegar a la orilla se giran y se van. Vuelvo a lanzar. Según vengo recogiendo, voy notando toquecitos en la  punta del sedal. Lo traigo mas despacio esta vez. Una vez alcanzada la zona iluminada, descubro para mi asombro, que son dos sendos calamares rivalizando por llevarse la gomita a la boca. Voy a toda prisa al coche, monto el equipo de Egging, lo pongo a remojo, pero sin ningún resultado. Vuelvo a coger la caña de spining para proseguir la caza.

En cada lance noto actividad. En ocasiones algo persigue el vinilo aunque no llega a tocarlo. En otras lo tocan, pero no logro clavar nada. En una de estas obtengo una picada. Según voy recogiendo soy consciente de que esta vez se trata de algo más pequeño. Efectivamente. Una lubinita pequeña, pero peleona, que quiso dar buena cuenta del manjar artificial. Fue tan glotona que fue su perdición para mi desconsuelo. Venia tragada hasta el infinito. Me afane en tratar de desanzuelarla sin perjudicarla demasiado para que volviese a su medio. Me fue imposible. Introduciéndole los dedos por las agallas, cuan cirujano, intente extirparle el anzuelo sin éxito. Con cada movimiento se empeoraba el asunto y emanaba cada vez mas sangre. Tras casi diez minutos de lucha, logre sacárselo, pero su estado ya era catatónico. Fue la única parte fea de la noche, me hubiese podido haberla salvado y devuelto al mar.

Después de limpiar todo, proseguí pescando. Una captura final iba a poner un broche de oro a esta jornada. Esta última fue muy peleada, por que una vez clavada, se obceco en esconderse bajo las cuerdas de los barcos. Por poco me la lía. Bonita y digna pelea. La altura de la marea empieza a disminuir considerablemente, al igual que la actividad. Fin de la jornada. Llegue a casa y le mostré el botín a mi mujer. No salia de su asombro. Después toco inmortalizar el momento y enviarle un guasap a Ángel. Me fastidia un poco molestarlo con este tipo de cosas, ya que él es un yonki de la pesca, y por motivos geográficos no puede pisar el pedrero hasta verano. Pero esto tenia que contárselo a alguien, y quien mejor, que mi compañero de fatigas. Aquí dejo una instantánea para el recuerdo posando con las protagonistas de esta gran noche.

Un Saludo y Buena Pesca!

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