domingo, 22 de junio de 2014

Vuelta a la carga

Buenas, aquí estamos de nuevo dándole caña al tema

Hoy quedé con el Patrón y poco tiempo hizo falta para que concretáramos hora para una salida nocturna. Solo habían pasado dos días de mi primera experiencia, pero ya tenía mono de repetir. Fijamos hora y acudí al lugar esperanzado de revivir las sensaciones del otro día.

Llegamos y el muelle, como suele ser habitual en estas alturas del año, y dada la actividad que se desarrolla nocturnamente en el mismo, estaba lleno de gente. De camino el Patrón me fue salpicando los últimos apuntes técnicos como si de un entrenador de fútbol se tratase. Nos posicionamos, esta vez un tanto separados el uno del otro debido a que poco margen había.

Comencé el ritual de preparación del equipo, estirado de caña y activación del luminoso. Esta vez tenía una sensación distinta a la del otro día. Ya no me sentía como un completo novato. La experiencia de la otra noche me había hecho ganar tal confianza, que el que me viese, hasta podría pensar que sabía lo que hacía.

Comenzamos los lances. En el tercero o en el cuarto, noto la sensación del otro día. Como premio, saco mi primera pieza. Al rato, el Patrón se hace con su primera captura. Va transcurriendo la noche y me acomodo en el colchón que da la experiencia tras sacar un par de capturas más. Entre ellas cogí mi primer choco. No me puedo quejar, fue un ejemplar de buen porte para la época del año en la que nos encontramos. Entremedias, el Patrón prosigue afinando su batuta y entonando su melodía pesquera, haciendo presa de unos 3 o 4 ejemplares más. Me asombro al contemplar que las capturas en el muelle flojean bastante, y que solo nosotros dos, estamos dando el Do de pecho.

Tiempo hubo para el cachondeo con la gente que allí se encontraba. El Patrón es un Showman del mar y es muy dado a ello. Hubo un hombre que hasta le pidió examinar su equipo para intentar encontrar el sinsentido de los caprichosos calamares. Llego un punto de cachondeo, que ese mismo pescador retó al Patrón: "Si volves a sacar unha peza antes ca min.. marcho!!!" .. todo en tono jovial. El Patrón no falló. Fue decirlo y a los pocos minutos.. Zas!! calamar clavado en la potera. El buen hombre, ya sea fruto de su frustración, o que tenía que irse, hizo honor a su palabra, recogió sus bártulos y se esfumó en la oscuridad de la noche.

Yo entré mientras, seguía a lo mío, a mi rollo, observando los toros desde la barrera y concentrado al 100% en lo que estaba haciendo. Quite alguna pieza mas a la par que la emoción recorría mi cuerpo. Realmente no me lo podía creer. Estaba teniendo más capturas que muchos de los que estaban allí. Seguramente muchos llevaban ya años mojando sus cañas, y tenían mas de mil y una veladas a sus espaldas, pero no se que sucedió aquella noche... nosotros estábamos como tocados por el tridente del Dios Neptuno.

Finalmente, la marea comenzó su descenso implacable. Las capturas fueron nulas y el Patrón decidió que era hora de dar fin a la sesión. Me fui contentísimo para casa. Este fue mi balance:


Y este el del Patrón:


De camino de regreso evaluamos la noche. Nos percatamos para nuestro asombro, que entre ambos, habíamos cogido más piezas que el resto del muelle junto. Yo iba flotando, alucinaba por colores, pero ahí estaba el Patrón para ponernos los pies en el suelo: "non te acostumbres mal, non vaias a pensar que todas a noites son como esta, je, je, je,.."

Un Saludo y Buena pesca!

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