martes, 8 de julio de 2014

Al ataque de nuevo!

Ahí estamos una noche mas!

Las condiciones para hoy no eran las más propicias. La marea no acompañaba y soplaba un desagradable viento del norte por rachas. Sinceramente, si ya tuviese callos en las manos adquiridos por la experiencia de años trasteando, ni me hubiese planteado la idea de aventurarme en la noche, caña en mano. Pero ya han pasado dos semanas desde nuestra última escaramuza, y para qué engañarnos, ganas por ir, no me faltaban.

Total, que quedamos en una hora y ahí vamos los dos valientes, sin miedo a los elementos ni a la bravura del mar. Llegamos. Hoy, al contrario de las otras dos ocasiones, el muelle estaba casi vacío. Seguramente debido a que el resto de habituales del lugar, tienen más que una sola neurona intoxicada con el virus de la pesca. Nosotros no, queda demostrado, somos unineuronales.

Hoy sitio no faltaba. Podías elegir la postura que quisieras sin molestar ni entorpecer a nadie. Realmente daba gusto pescar de esa guisa. Comenzamos con la labor. Hoy tocaba aprender una nueva lección: contra el viento no se puede. Los lances eran impredecibles. La falta de tacto y sensación en la recogida creaba impotencia a la vez que frustración. El aire era tal por momentos, que la potera se quedaba alegremente en la superficie haciendo surf en las olas. Tú, con cara de tonto mirando para ella.

Le comente la situación complicada en la que nos encontrábamos al Patrón y me espeto en la cara: "Isto non e nada, muchacho.. ata que non vexas os arbores voar polos aires.. isto non e vento.. je,je,je". El Patrón sacó a lucir sus galones de lobo de mar y continuo "metelle un plomo ou dous, e via...". Sinceramente para mí las condiciones eran infumables. El ansia de pescar me había llevado allí, pero los espíritus de la naturaleza se encargaron de golpearme con el martillo de la realidad. No era una buena noche.

Mientras se iba quemando la noche, entre ráfagas y ráfagas de viento desagradable, el Patrón, Showman marítimo reconocido allende los mares, entablo coloquio con los allí presentes. Se intercambiaron anécdotas y conocimientos. Entre tanto algún calamar quiso hacernos más agradable una noche aciaga. Finalmente, crónica de una muerte anunciada. Comenzaron a caer del cielo las lagrimas de los dioses. Los pocos presentes comenzamos a recoger bártulos e inundar nuestros pensamientos con la idea de que ya vendrán días más propicios.

La curiosidad de la noche, la puso uno de los personajes presentes. Según habían sido sus conversaciones y apuntes con el Patrón a lo largo de la noche, se le veía curtido en estas lides. Solo con observarlo, uno se percataba de que no era un pueril novato como un servidor. Pues bien, una vez que empezó a descargar la furia de los dioses con fuerza, el hombre, ni corto ni perezoso, acerco su vehículo al borde mismo del muelle, abrió el maletero, y se dispuso a continuar pescando sentado desde el maletero... "choiva a min,... ja!". Un maestro.. u otro unineuronal en estado terminal.. quién sabe.

Finalmente, esa noche solo tuve una captura, pero por la vivencia y el buen rato obtenido, bien mereció la pena:



Un Saludo y Buena Pesca!

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