martes, 10 de marzo de 2015

Conociendo a tus enemigos: Los Trasmallos

Hoy se presentaba una noche agradable, sin viento y con temperaturas decentes. Decidí bajar al muelle y, aparte de la pesca, me lleve una experiencia nueva.

Todo hacia presagiar una buena jornada. No quise dejar escapar la oportunidad y puse rumbo al muelle. Me establecí y comencé la pesca. No había mucha gente, éramos solamente cuatro, ciertamente raro, ya que las condiciones eran más que aceptables.

Comencé con el batiburrillo de lanzamientos. En menos de una hora tuve mucha suerte sacando cuatro buenos ejemplares del mar. Más tarde, observando que el ritmo de capturas había decaído bastante, opte por hacer lances lo más lejanamente posible para tratar de tentar a los cefalópodos mas tímidos. En uno de ellos noto un enganche fuerte.  La verdad es que me quede bastante sorprendido, ya que venia a media agua y me extraño bastante. 

Total, fuerzo el tema y rompo todo, luz incluida. Me resigno y me dispongo a montar otra vez todo el tinglao. A nadie le gusta perder sus aparejos, pero ciertamente en esta ocasión, tampoco me preocupo demasiado. Perdí una potera de 9€ Yo-zuri crystal, la cual había gozado de multitud de oportunidades y jamás me había dado captura alguna. Realmente me fastidió más por el luminoso que por otra cosa, ya que sea por un motivo u otro, no doy agotado la pila de ninguno.

Pues nada, arreglo el desaguisado y continuo con la pesca. Entre mientras, uno de los veteranos allí presentes comienza a resoplar y a despotricar a los cuatro vientos. Yo lo observo y sigo a lo mío. Poco después posa su caña en el muelle y se dirige al coche. Vuelve con una caña larga, sedal muy grueso y nada más que un plomo grande al final de la línea. Como mi luz quedó en el fondo enganchada, se veía perfectamente desde tierra, así que el hombre comenzó a lanzar contra ella. Tras varias tentativas, logró su objetivo, consiguió amarrar con el plomo lo que allí se hallaba en el fondo.. Me pidió ayuda para arrastrar el nylon de su caña.

Comenzamos a tirar y tirar. Poco a poco la luz se iba aproximando lentamente al muelle. Seguíamos ahí, dale que te dale.  Llegó un momento que el tinglao ya no se movía más, pero cuando tensábamos el sedal, se podía ver el extremo de un trasmallo.. "Malditos cabrones!" rezaba el, que se lamentaba por que algún gilipollas ávido de avaricia pesquera, lanzaba sus trasmallos a menos de 30 metros de la orilla. Yo no me lo acababa de creer, no había ni boyas de señalización ni leches. El me comento que esto es así, ni reglas ni control, la ley del más fuerte. Aun así, no se quedó tranquilo con moverle el artilugio al marinero cabrón de turno.

En ese instante se acercaron dos muchachos jóvenes para pescar. Observando la jauría que se había montado alrededor de tan maléfico cachivache, se acoplaron en las labores de lucha contra el enemigo. Finalmente, con el esfuerzo de todos, logramos sacar el extremo del trasmallo a la superficie.  Nuestro compañero veterano, ni corto ni perezoso, fue al coche, cogió un cuchillo, y procedió a asestar el mayor daño posible a golpe de cortes en las cuerdas al trasmallo del demonio.

Finalmente sin darme casi ni cuenta, tuve una noche muy buena en cuanto a capturas, de las mejores desde que pesco aquí, pero la verdad es que todos nos pasamos mas tiempo entretenidos intentando joder al que nos esta jodidendo, que pescando. Me hubiera gustado ver la cara de gilipollas que se le habrá quedado a la mañana siguiente al desgraciado que no respeta las normas ni las distancias. Foto de las capturas:


Un Saludo y Buena Pesca!

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